
Una paleta de colores vivos, tonos pasteles y una naturaleza que sale del lienzo a tu encuentro. Era una mañana de octubre. Todavía no hacía el suficiente frío pero ya el sol había dejado de calentar. Aún así, el cielo estaba despejado y se podían vislumbrar los rayos de sol. La luz del cielo era tan clara, que las fachadas blancas de Madrid parecían que recogían aquella luz y la irradiaban. Los árboles empezaban a mutar su color: de verde a amarillo, a marrón, a naranja.. y ya estaban en el suelo las primeras hojas de lo que sería otro otoño más en la ciudad.
Desde la plaza de Colón hacia la concurrida plaza de Cibeles, se encuentra una avenida larga, elegante, repleta de árboles, y terrazas donde los madrileños acuden a tomarse un vermú, un café, o un chocolate a la taza con churros en esos días de frío pero soleados de invierno. Se trata de Recoletos, una de las calles más bonitas de la ciudad y también, más humanista de lo que hasta ahora hubiera pensado, pues en ella se encuentra la solemne Biblioteca Nacional y en esta calle, de vez en cuando, montan mercadillos de libros antiguos, donde puedes encontrar ejemplares únicos y reliquias literarias.
Fachadas blancas que reflejan un sol otoñal, balcones acristalados, familias paseando. Si a este momento le hubiese acompañado una leve sinfonía de jazz, parecía una avenida parisina. Continuando la ruta llegamos hasta el edificio de la Fundación Mapfre, un rincón de Madrid destinado a albergar exposiciones de arte y cultura.
En el interior del edificio, se esconde una colección de cuadros postimpresionistas, un grupo de pintores del siglo XIX seguidores del impresionismo pero a su vez, revolucionarios en la técnica y en la concepción del arte. Compañeros de contexto de Van Gogh, Cézanne y Gauguin, pero algo menos conocidos, esta exposición recoge los cuadros de Henry Moret, Maxime Maufra, Gustave Loiseau, Georges d’Espagnat y Albert André.
Este grupo de artistas son herederos del impresionismo, de aquel movimiento al que pertenecía Monet. Para definir qué es el impresionismo, basta con analizar en sí la etimología de la palabra, pues estos artistas pintaban según sus impresiones, según aquello que sus ojos eran capaces de observar en tal solo un parpadeo, en la primera impresión que el paisaje les producía en su retina.
Hay dos cosas en un pintor: el ojo y la mente. Cada uno ayuda al otro. Paul Cézzane
Los postimpresionistas recogen esta idea pero la llevan a un punto más radical, pues buscan una pintura mucho más expresiva y pura. Sus obras no sólo captan una realidad objetiva sino que van más allá y quieren transmitir su mundo interior y sus emociones. Para ellos, el medio de expresión es el color, por lo que en sus cuadros abundan colores intensos y brillantes. Lo importante para ellos ya no es tanto la realidad objetiva, sino su mirada personal y única acerca de la realidad, acerca de lo que observan y sienten.
No hay que pintar lo que nosotros creemos que vemos, sino lo que vemos. Paul Cézzane
A lo largo de la exposición hay cuadros que muestran diferentes técnicas, como el puntillismo, pinceladas finas o más gruesas que encuentran su sentido conforme tomes distancia del lienzo. Movimiento, fuerza, una tormenta de colores, incluso paisajes que consiguen hablarte. Cuadros que reflejan la ciudad de París, días de invierno nublados, unos artistas sensitivos que a través del color y el movimiento consiguen representar el sonido del tranvía, la fuerza del mar o la serenidad de un atardecer.
Sin duda, una exposición que recomiendo visitar, poniendo los cinco sentidos en ella para apreciarla y disfrutarla.
Al igual que los cuadros impresionistas, que cobran sentido en cuanto uno toma distancia de ellos, te invito a dar unos pasos hacia atrás sobre tu realidad, y verla en su sentido completo, como esas pequeñas pinceladas que hacen de lo individual, un paisaje real con sus luces y sombras.

Cuadro de Maxime Maufra, River Landscape, 1901

Cuadro de Maxime Maufra, Féerie Nocturne, 1900

Cuadro de Henry Moret, L'Attente du retour des pêcheurs (Esperando el regreso de los pescadores), 1894
Tus palabras Bea saltan llenas de vida y se convierten en un cuadro.... Concha Puig
Muy bonito el escrito que nos compartes Bea. Es increíble como se pueden llegar a transmitir sensaciones tan reales y profundas a través del arte, de un arte sincero y espléndido. Nos dejas con ganas de experimentarlo de primera mano.
Precioso el escrito y que cierto lo que dices sobre: contemplar las obras desde la distancia, invitándolo a observar su propia vida como un todo, en una especie de reflexión introspectiva.
Salva jp
Gracias Bea, por invitarnos a visitar esta exposición en la que nos llevas de la mano para contemplar ,detenernos y ver nuestra propia vida con algo de perspectiva, como bien dices. Sin duda iré a visitarla.
C.J
Preciosa exposición y preciosa descripcion que nos regalas de la misma, Bea.